Nuestro Blog

eReal Politik (iReal Politik) es un espacio de discusión sobre política internacional. Su nombre un juego de palabras entre la real politik y la irrealidad de la política internacional actual Estamos abiertos a tus comentarios siempre que sean respetuosos (en internet ya hay sitios de sobra para expresar libremente barbaridades). No somos profesionales así que disculpa nuestros errores. Bienvenidos

lunes, 28 de marzo de 2016

Cómo combatir al Estado Islámico (II): el frente interior, el enemigo a las puertas

El Estado Islámico (IS, ISIL) al que me referiré a partir de ahora como Daesh, se ha convertido en poco tiempo en la mayor amenaza en la mente del mundo occidental. Este es el segundo capítulo, en el que hablaré de las medidas para combatir al Daesh en lo que he llamado el frente interior, los países occidentales. En la próxima entrega me centraré en el frente exterior, la lucha sobre el terreno.


Problemas de integración
En la entrega anterior vimos qué es lo que el Daesh quiere conseguir con su campaña de atentados; publicidad para atraer gente a su territorio, sobre todo gente formada con la que ahora no cuenta y necesita para ampliar su lucha. El apoyo que consigue el Deash en el interior de Europa hace que sea muy difícil combatirlo. Prueba de ello es que Salah Abdeslam, uno de los autores del atentado de París, estuvo escondido en una casa a 500 metros de una comisaría durante 4 meses, sin que la policía Belga se enterase. Además, miles de europeos han salido rumbo a Siria para combatir en las filas del Daesh. Los autores de los atentados de París y Bélgica eran jóvenes europeos radicalizados de segunda o tercera generación. Está claro que en sociedades democráticas, como las europeas, los ciudadanos tienen derechos y deberes. Entre esos deberes están el respetar las normas de convivencia, la igualdad de la gente independientemente de su sexo, raza, religión, etc., respetar las normas de la democracia y seguir las leyes del país. Mucha gente dice que esto no se cumple en los jóvenes musulmanes debido a los problemas de integración. Esto es falso. Las sociedades occidentales se han convertido en una máquina de desmotivar a la gente, musulmanes o no. Estamos llenos de gentes desencantadas. Todos estos jóvenes (y no tan jóvenes) son presas fáciles de las organizaciones sin escrúpulos que quieren socavar el estado, grupos extremistas de derechas o izquierdas, o yihadistas, da lo mismo, ya que se nutren del desencanto y del ansia de la gente de pertenecer a algo que les haga sentirse diferentes y queridos. Luego, estos grupos los usan para su objetivo final, destruir el estado de derecho. Pero como digo no es suficiente sentirse “des-integrado” para convertirse en extremista.

Probablemente no hay grupo más denostado, marginado y vilipendiado en Europa que los gitanos, sin embargo, esta falta de integración no hace que se conviertan en sanguinarios asesinos que pongan bombas en el bar de la esquina. Para ello hace falta que alguien les guíe en la senda de la radicalización.
Para luchar contra este proceso los estados europeos deben tomarse en serio la integración de todos los ciudadanos. Nadie puede quedarse fuera ni sentirse excluido. La democracia tiene que empezar un contra discurso fuerte, no solo en los colegios, sino sobre todo en las redes sociales que es donde estos grupos extremistas se hacen fuertes. No solo es importante acabar con el discurso yihadista; el de la extrema derecha e izquierda es complementario y su fin es el mismo.
Se requiere la eliminación de estos discursos (no sólo su combate), para lo cual es necesario el uso con toda contundencia de los métodos de guerra electrónica para acabar con las páginas, chat, twitters que vierten basura continuamente en internet. Sí, hay que empezar una guerra en las redes en toda regla.
Sin embargo, ya se habrán dado cuenta de que esta estrategia es a largo plazo y que es más un acto defensivo en el corto plazo y que por sí sola no acabará con el problema.





La cyberguerra debe ser fundamental en la lucha contra el Daesh. Foto: wiki media

Totalitarismo wahabi
Al igual que las masas descontentas fueron manipuladas en los años 30 por diferentes totalitarismos en todo el mundo, ahora han surgido nuevas ideas totalitarias que son las responsables de la radicalización de la gente. Una de ellas, en mi opinión, es el wahabismo totalitario. Los wahabies tienen una interpretación radical del islam. Esto no sería más importante si no hubiesen sido fundamentales para que la casa Saud se hiciese con Arabia y mantuviese el poder. En los años 70 tras la crisis del petroleo, Arabia Saudí empieza a nadar en divisas y comienza a exportar años después sus creencias a todo el mundo árabe. Este mundo, que es pobre, recibe con agrado el ofrecimiento por parte de Arabia de la creación de mezquitas y el pago de sus imanes. El único problema es que se dedicarán a predicar sus creencias radicales. Poco a poco esta visión del Islam, que no era la mayoritaria, se extiende e inclina las creencias musulmanas hacia la radicalización y el odio a otras creencias e incluso a las versiones no wahabies del islam Suní. Pero esta secta religiosa radical pasa a un estadio superior cuando se “fusiona” con las ideas promulgadas por los Hermanos Musulmanes, una formación política islámica que cree que el Corán es la única vía para regular la vida de los ciudadanos de un país. De esta fusión, político-religiosa surge al final esta suerte de Wahabismo totalitario que es el que está detrás, en último término, de la captación de los jóvenes en los países occidentales y de la creación de Al Qaeda o del Daesh. Este grupo tiene el mismo fin que el resto de los totalitarismos que ha visto el mundo: extender sus ideas por todo el mundo y destruir a todos aquellos que no piensan como ellos. Por eso esta guerra es como la librada contra el fascismo en los años 40, no terminaremos con ella hasta que uno de los dos bandos caiga. No hay opción. Si no ganamos nos destruirán. No es una guerra de musulmanes contra occidente. Es una guerra del whahabismo radical para acabar con todos los que no sean wahabies, empezando por los musulmanes.




La lucha contra el totalitarismo wahabí ha de ser como la realizada contra el fascismo en la segunda guerra mundial. Foto: wikimedia

Para acabar con ellos no podemos permitir que esta doctrina del odio se imparta libremente en nuestras mezquitas. Estas ideologías deben ser consideradas a igual nivel que el fascismo. Las personas que las difundan deberán ser encarceladas o expulsadas de los países occidentales. Hay que pedir ayuda a los países árabes moderados y a las comunidades islámicas para sustituir a los imanes radicales por personas que expongan una visión no radical del islam. Si es necesario se han de financiar mezquitas moderadas para contrarrestar la influencia de la financiación Saudí. Se ha de cortar la dependencia del petróleo Saudí, aunque esto nos pueda costar caro. Las guerras, ya lo siento, son caras, pero más caro es perderlas.

No se asuste. Estamos en guerra
Por si no se ha dado cuenta, estamos en guerra. Sí, contra el Daesh. Ya sé que no es un estado reconocido… pero le recuerdo que Israel ha tenido con los países árabes (según como se cuente) más de 6 guerras y aun así muchos de estos países siguen sin reconocer a aquel como país, pero pese a todo Israel existe. De la misma manera el Daesh existe. Tiene un territorio de extensión en tamaño al de Bulgaria, con una población estimada que supera los 10 millones de personas. Recauda impuestos, emite moneda, tiene un derecho propio. Vamos que es un país en toda regla. No admitir esto es seguir la estrategia del avestruz, que tan a menudo se sigue en los países occidentales. Por lo tanto si un país dice que te ha atacado (en varias ocasiones) y que te ha declarado la guerra mediante más de un comunicado, es obvio, estás en guerra. Enviar aviones a tirar bombas a Siria e Iraq creo que demuestra más o menos que en el fondo sabemos que estamos en guerra. Sin embargo los países occidentales siguen tratando esto como si de un grupo radical más se tratase. Creo que es necesario una declaración formal de guerra por aquellos países que han sido atacados: Francia y Bélgica. Posteriormente estos países deberían activar las cláusulas de mutua asistencia de la Unión Europea y de la OTAN. Esto daría cobertura legal a los ataques que se están realizando en el exterior y permitiría nuevas acciones, pero de ello hablaré en la próxima entrega. En el frente interior la declaración de guerra permitiría considerar a los combatientes del estado islámicos soldados de un país agresor. Automáticamente estos soldados pueden ser confinados en un campo de prisioneros hasta que la guerra acabe. Aquellos soldados que cometan actos deliberados de ataque sobre la población civil (actos terroristas) podrían ser juzgados por crímenes de guerra. Las personas de los países occidentales que pasasen información, dinero o ayuda al estado islámico podrían ser procesados por delitos de alta traición, espionaje, etc. en tiempo de guerra. Además eso permitiría declarar la cyberguerra al estado islámico y usar para ello todos los mecanismos del estado de manera legal. No hay que equivocarse, aunque no lo queramos estamos en guerra y las células terroristas que luchan del lado del estado islámico en nuestros países son sus “comandos en suelo enemigo”. Tratémoslos como tales y dejemos a un lado nuestros miedos.




Estamos en Guerra. Foto: flickr Moyan Brenn

No son las leyes, son nuestros estúpidos gobiernos
En cuanto los problemas han comenzado hemos visto como los gobiernos empezaban a actuar dando tumbos como locos cual gallinas sin cabeza. Declaraciones de estado de emergencia, peticiones para modificar nuestras leyes restringiendo las libertades de los ciudadanos, etc. Pero el problema no son las leyes que nos rigen. Son nuestros gobiernos incompetentes, que se niegan a compartir la información entre las diversas agencias de seguridad de los países vecinos o incluso dentro de su propio país. Gobiernos que permiten el libre paso de las personas sin que exista una policía europea. Gobiernos que prefieren recortar las libertades de los ciudadanos antes de ceder soberanía para construir estructuras comunes de seguridad. Pues bien. Ha llegado el momento. O cedemos seguridad y avanzamos hacia un estado común en Europa o rompemos Europa y acabamos con Schengen, pero no es posible seguir siendo fronteras permeables sin un “FBI EUROPEO”. Además de eso, hace falta no un cambio de las leyes, sino un aumento del dinero destinado a servicios de seguridad, coordinación, agencias de inteligencia, etc.

La guerra está aquí y, aunque no la queramos, tenemos que ganarla porque el otro bando no va a parar hasta destruirnos.






No hay comentarios:

Publicar un comentario